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El cataclismo de Damocles Por Gabriel García Márquez Conferencia de Ixtapa. México, 1986. Gabriel García Márquez pronunció el siguiente discurso el 6 de agosto de 1986, en el aniversario 41 de la bomba de Iroshima. "Un minuto después de la última explosión, más de la mitad de los seres humanos habrá muerto, el polvo y el humo de los continentes en llamas derrotarán a la luz solar, y las tinieblas absolutas volverán a reinar en el mundo. Un invierno de lluvias anaranjadas y huracanes helados invertirá el tiempo de los océanos y volteará el curso de los ríos, cuyos peces habrán muerto de sed en las aguas ardientes, y cuyos pájaros no encontrarán el cielo. Las nieves perpetuas cubrirán el desierto del Sahara, la vasta Amazonía desaparecerá de la faz del planeta destruido por el granizo, y la era del rock y de los corazones transplantados estará de regreso a su infancia glacial. Los pocos seres humanos que sobrevivan al primer espanto, y los que hubieran tenido el privilegio
¿Por qué escribo? y en este caso recurro a Felipe Benítez Reyes cuando dice: "Si a alguien le preguntan por qué escribe, lo normal es que recurra a una frase más o menos ingeniosa, y casi todas las frases ingeniosas contienen un grado oscilante de falsedad, porque el ingenio suele implicar una ligera alteración del sentido en beneficio de la formulación misma. No sé por qué escribo, ni tampoco tengo demasiado interés en saberlo. En este caso, me preocupa más el cómo que el porqué. La pregunta me parece ociosa, de modo que cualquier respuesta posible no pasaría de ser una pirueta truculenta en el vacío. Aunque -quién sabe- a lo mejor escribe uno para eso: para obtener respuestas sin el requisito de una pregunta previa y, sobre todo, para ensayar piruetas truculentas en el vacío, que es un territorio literario bastante fértil."

Escribir, pensamientos a fines.

Escribir no es solo un gusto, en mi experiencia personal, escribir me transmite una satisfacción y una simultaneidad de sensaciones fragmentarias de errantes supersegmentos imaginarios, escurridizos y efímeros...  Escribir, escribir una novela de ficción es una tarea titanica y eso ocurre a través de la invención y construcción del conocimiento y la imaginación personal (y la de los amigos a los que frecuento con mis dudas), como ha dicho: Víctor Montoya  "Escribir es una forma de levitación el borde del delirio, de hacer añicos la realidad y contar un cuento en el cual la mentira es tan cierta que nadie lo pone en duda" esta fasinación es la que que mantiene viva mi tarea de escribir lo que nadie mas ha dicho o imaginado.

Los Personajes

Yo soy un escritor muy investigativo y resulta que cuando a uno se le salta un personaje; y este resulta ser un biólogo, ¡rayos! ¿y yo que sé de biología? La respuesta más sincera con uno mismo es: NADA, así en mayúscula, entonces uno que jamás se imaginó sabiendo algo de biología marina o sobre botánica, ó, en el peor de los casos, el personaje más auténtico que cualquiera de nosotros resulta ser un Físico graduado de la mejor universidad del mundo, imagínense el problema al que uno se enfrenta, “partículas superluminicas: taquiones del espacio”, “teoría de las cuerdas de partículas”, “teoría de cuántica de campos” “eventos de singularidad espacial” “teoría de la relatividad especial” “espacio tiempo explicado” ¡claro nada que no sepa! –entiéndase el sarcasmo- y la lista es interminable. Uno que es un simple bachiller graduado del colegio que quedaba a treinta minutos en bus, y está intentado ser lo que más le gusta: un escritor. Entonces pasa que uno reflexiona y se dice así mis